Mi alma es un velero,
que surca el horizonte,
en busca de otros rumbos,
queriéndote encontrar...
Con el corazón repleto,
de amores imperfectos,
buscando el equilibrio,
para no zozobrar...
Tu cielo es un misterio,
la noche nuestro enigma,
la luna nuestra cómplice,
y de querubín el mar...
Compás mirando al norte,
luceros que iluminan,
astrolabio que descubres,
bitácoras de sal...
Auroras que destellan,
colores en el cielo,
delfines que nos llevan,
al reino de Poseidón....
Tesoros escondidos,
en caracolas gigantes,
y sirenas que se pierden,
en brumas de ultramar...
Noches estrelladas,
cuadrantes divergentes,
nubes de obsidiana,
constelación boreal....
Corazones espejados,
oscuras noches marinas,
mareas de pleamares,
que vienen, suben y se van...
Incompletas travesías,
bucaneros y piratas,
siete mares recorridos,
en busca del amor total...
Islas escondidas,
playas, de arenas blancas,
náufragos perdidos,
y ánforas llenas de ron...
Mensajes que vuelven,
encerrados en botellas,
con sueños e ilusiones,
que no se cumplirán...
Pescadores del oriente,
que levantan sus redes,
y llevan sus barcas,
donde el cardumen va...
Y como esos veleros,
tras de ti va mi alma,
como una gaviota,
que se va cruzando el mar...
Eduardo Garrido
Buenos Aires, Argentina
D.R.A.
