Me quede escondido detrás de tu mirada,
aunque no me atreví a mirarte de frente,
congelado de pánico y sin reacción de movimiento,
tuve temor de sucumbir al color de tus ojos...
Ya me habías encantado con tus líricos canticos,
y sabía que si te miraba a los ojos irremediablemente iba a perder,
porque igual que una Medusa envuelta con sus serpientes,
me convertirías al instante en una fría y estática piedra...
Pero me perdí en tu mirada aún sabiendo los riesgos que corría,
y tras el fondo de esos ojos encontré la llave del amor,
el mito seguirá soñando con esa antigua y eterna leyenda,
de la dulce y bella dama que no quería que la miraran a los ojos...
Y teniendo clara la leyenda de la Medusa te desafié y sin miedo te miré a los ojos,
esperando que me convirtieras en una fría estatua de piedra,
pero tu corazón con el ritmo de sus latidos me dijo lo contrario,
echo por tierra el mito y la leyenda y nos amamos por toda la eternidad...
La loca noche de amor que se desató en el desenfreno,
fue el equilibrio entre la pasión y el miedo que yo sentía,
el mito y la leyenda le dieron paso a la vida,
y con un dulce beso sellamos este amor en la noche de nuestras vidas...
Eduardo Garrido
Buenos Aires
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