Amanece,
y en la posada de los pájaros,
el frío de afuera,
es tan intenso como el de adentro,
el viento se cuela por una rendija en la pared y el adentro,
nos hace insoportablemente reales...
Damos vueltas por la habitación,
que es una gélida invitación a la ironía barata,
donde un caldo gastado de tanto cocinar,
nos urge para no morir de inanición...
Paneles solares carcomen nuestra degradación moral,
con la ilusión de conseguir el pasaporte a la mágica tarjeta,
que nos permita volver a ser una entidad y volver a formar parte de la vida...
Compasión infinita para sostener mentes prodigiosas,
degradadas por el traginar del dia a dia,
agotadas por el paso de los años,
y convencidas de que aun son lo que han sido...
Mariposas volátiles y efímeros conceptos,
que habitan el interior mudo de la conciencia,
tratando de sobrevivir a la pesadilla cotidiana,
para no caer en el fondo de un cajón como los recuerdos...
Alegrías pasajeras llegan desde la marginalidad,
para hacernos creer que todo esta bien,
y de este modo lograr que bajemos la guardia,
para no ver en que parte esta ubicado el enemigo...
Ese que abusa sistemáticamente
de nuestra confianza,
para dejarnos dolidos y desarmados,
abrumados con el peso de la carga,
a punto de estallar en nuestras manos...
La normalidad vuelve poco a poco,
la rutina se apodera nuevamente de nosotros,
y la soledad nos desplaza como siempre,
dejándonos olvidados en el fondo de la habitación...
Amanece,
y en la posada de los pájaros,
el frío de afuera,
es tan intenso como el de adentro,
el viento se cuela por una rendija en la pared y el adentro,
nos hace insoportablemente mas reales...
Eduardo Garrido
Buenos Aires, Argentina
D.R.A.
