Un epitafio vacío,
detrás de un tipo sin suerte,
un esqueleto trasnochado,
que purga solo y sin amor,
caminando entre las tumbas,
sin rumbo norte y sin prisa,
añorando lo que en vida,
nunca supo valorar,
sin honor y sin tristeza,
fue su paso por el mundo,
y toda la vida gastada,
el destino se la cobró,
hizo todo lo posible,
por mantenerse en el viaje,
y en un error inexplicable,
la parca le gatillo,
fue un experto en los excesos,
nunca se privó de nada,
consumió lo que tenia,
y lo que no, lo busco,
coqueteo con la huesuda,
le hizo frente a la guadaña,
hasta que una noche negra,
la cruzo en el callejón,
y después de unos instantes,
y algún cambio de palabras,
se le corto hasta el aliento,
y dejo de respirar,
a partir de esos momentos,
se lo ve perdido y solo,
recorriendo el cementerio,
en busca de algo de paz,
por las noches vaga triste,
esperando algún consuelo,
algo que al fin lo acerque,
hacia la luz del final...
Eduardo Garrido
Buenos Aires, Argentina
D.R.A.
