Desperté de madrugada,
el silencio parecía tan tangible,
tan sutil que me dejaba pensar sin prisa,
y tan voraz como la penumbra del cuarto...
En el ambiente el reloj marcaba la cadencia,
que jugaba suavemente y muy despacio,
con mi respiración y la tuya que se van intercalando,
con los intervalos sonoros del silencio...
Te miro durmiendo a mi lado,
y es una imagen tan dulce y placentera,
que vuelo con mi imaginación,
hasta que el mundo abre sus puertas para dejarme salir...
Vuelo y me veo en un paraíso solitario,
en el que estamos disfrutando de la naturaleza,
donde no existe el tiempo,
donde solo estamos el mundo, vos y yo...
Desperté de madrugada,
con la efímera sensación de tu suspiro,
que retumbó en el medio del silencio,
como el estruendo de un trueno tras un relámpago ladino...
El reloj ya no marcaba la cadencia,
en el galope descontrolado de los furiosos latidos,
como fogosos corazones que estan ardiendo,
en el fuego eterno del amor mismo...
Las puertas de ese mundo nuestro, comenzaron a cerrarse en el preciso instante,
en que nuestro éxtasis llegaba a la cúspide,
y nuestro amor se transformaba en vida...
Eduardo Garrido
Buenos Aires, Argentina 🇦🇷
D.R.A.
