Cuando llueve,
en la hora de los duendes de la siesta,
el mar de los sueños se reaviva,
y la dulce correntada los libera...
El agua que corre por el cordón de la vereda,
desata el frenesí de una marejada del Pacífico,
donde los habitantes de esos intrepidos sueños,
surfean en olas de adrenalina y sal...
Los rápidos y torrentosos ríos,
se ven de pronto poblados de troncos,
que bajan de la ladera de la montaña,
y arrasan todo lo que encuentran a su paso...
Los bucaneros a bordo de sus barcos de papel,
cruzan esos bravos e inhóspitos mares,
llenos de monstruos de siete cabezas,
y de piratas sin escrúpulos, alma, ni corazón...
Una hormiga se ve arrastrada por la correntada,
hasta que logra treparse a la hoja de un ficus que venia a la deriva,
una lombriz que venía flotando por el caudaloso río,
quedo atrapada en las ramas que arrastro la corriente...
Dos pasos mas adelante en el remanso de una bahia,
quedaban alistados todos los navíos de la flota,
prestos a dar la gran batalla,
para defender a los aliados con honor y gallardía...
Llegando casi a la esquina,
estaba la gigante cascada del diablo,
donde los intrépidos y ágiles gomones,
hacían rafting en las revueltas y agitadas aguas...
Que hermosa vida teníamos en nuestra infancia,
los juegos eran simples, sencillos,
sin tanta tecnología,
solo había imaginación, un poco de magia,
y un mundo que hoy, no sabemos donde se fue...
Eduardo Garrido
Buenos Aires, Argentina
D.R.A.
