Con el recuerdo de lo que no he olvidado,
y las falsas caricias de la soledad,
la luz que se va de a poco se lleva con ella el día,
y otra noche más que vuelve a doler al comenzar...
Te extraño tanto hasta sentir el dolor de tu ausencia,
y aún sabiendo que solo me haces daño,
necesito que me cubras con tu falso manto de amor,
para dejar tranquilo a este corazón devastado...
El témpano transita por las gélidas aguas de la locura,
esa locura que te deja varado en un mar desierto,
donde solo la voz de tu conciencia será un puerto,
en el que podrás fondear tu inconsciente sublevado...
El juglar que habita en mi terco corazón,
como un indómito pasajero del tiempo,
libera mi voz con sus notas graves y sus dulces melodías,
y me rescata cada noche del letargo del dolor...
Así cada una de esas noches interminables,
las gárgolas de la Catedral se convierten en un coro de ángeles,
que acompañan el trajinar de mi eterno juglar,
a cantar las penas del embrujo de su incomprendido amor...
Eduardo Garrido
Buenos Aires
🇦🇷 Argentina 🇦🇷
© 2022 Derechos
Reservados Autor
a cantar las penas del embrujo de su incomprendido amor...
Eduardo Garrido
Buenos Aires
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