Una lágrima borró de mi cara la sonrisa,
cuando comprendí que me encontraba solo,
cuando sentí el frío de la noche,
y en el hueco de mi corazón no sentí abrigo...
La sensación de sentirme desvalido,
y la tristeza de una relación que ha terminado,
acumula este dolor aquí en mi pecho,
que resulta ser el peor de los estragos...
Extraño el cielo casi perfecto,
ese cielo que para mi habías creado,
tus caricias que me daban tanto amor,
en esos amaneceres agitados junto a ti...
Las experiencias que he vivido aquí contigo,
no se podrán comparar con lo mundano,
ya que jamas en lo que llevo de esta vida,
había tenido sensaciones tan profanas...
El sentimiento que tengo ahora incompleto,
y el desequilibrio interno manifiesto,
me envuelven en un devaneo constante,
con un sudor frío en mi cuerpo al recordarte...
La dulzura de tus suaves palabras,
esos murmullos susurrados en mi oído,
esos silencios en los momentos oportunos,
y el frenesí desatado en cada encuentro...
Sensaciones que en mi cuerpo transcurrían,
emociones que mis entrañas guardaban,
impulsos que reaccionaban a tus sentidos,
pasiones que nuestro éxtasis desataban...
Momentos que quedaran en el baúl de nuestra historia,
que afloraran con el recuerdo de alguna palabra o algún aroma,
y mantendrán vivo este amor en la memoria,
en el recuerdo de las pequeñas grandes cosas...
Eduardo Garrido
Buenos Aires, Argentina
D.R.A.
D.R.A.