Presuroso con el calor de la mañana,
y luego de un desayuno con la patrona,
el hornero subio al alfeizar de la ventana,
para construir con júbilo su nueva casa...
Mientras trabajaba los vecinos benteveos gritaban,
en una de las típicas peleas conyugales,
era una familia tan ruidosa todo el tiempo,
que estaba pensando cambiar la ventana de lugar...
Las curiosas lechuzas no paraban de chistar,
y no se perdían detalle de la jugosa pelea,
seguro iba a ser el tema dominante en la peluqueria,
esa familia era la comidilla del barrio...
Las golondrinas volaban en coreográficos circulos,
en busca de viejos veranos bailables,
con la música de la orquesta de los cielos,
que en el día de hoy contaba con la percusión de don trueno...
Las alondras anidaban debajo del tejar,
enhebrando hilo por hilo cada una de las habitaciones,
haciendo también hermosas mantas artesanales,
y unas elegantes alfombras tejidas...
Mientras tanto los loros del árbol de la esquina,
buscaban alquilar un cuarto en el árbol del patio de atrás,
doña lora no estaba convencida porque el baño era compartido,
y estaba en la última rama del pino...
Las palomas del barrio estaban afanosamente empeñadas,
en decorar los autos estacionados en la calle,
dejando sobre ellos su mejor arte underground,
con los hermosos colores de las moras...
Los gorriones vigilaban en turnos rotativos,
para que el barrio fuera un lugar seguro,
y evitar así la visita de la banda de los gatos,
que siempre estaba merodeando en busca de la cena...
Así es la vida en el country de los árboles,
la hermosa vecindad de los pájaros,
donde vuelan, cantan y sueñan,
y donde hacen del día a día un culto a la libertad...
Eduardo Garrido
Buenos Aires
🇦🇷 Argentina 🇦🇷
© 2022 Derechos
Reservados Autor
