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07 marzo 2021

EL INCIDENTE DEL BARCO...



Llevaba todo el dia en el camarote,
hacia ya dos días que veníamos navegando, habíamos zarpado de Brasil y empezaba a molestarme la idea de que todavía faltaba bastante para llegar...
Como que había perdido el rumbo y no tenia claro en que lugar del trayecto me encontraba,
decidí salir a cubierta para estirar un poco las piernas, el rocío que generaba la espesa bruma hacia que todo estuviera mojado y que el viento se sintiera mas frío aun, encendí un cigarrillo y me apoye en la baranda de la escalera de estribor, el río se mostraba calmo y a pesar de la oscura bruma, de vez en cuando aparecía alguna estrella o algún rayo de luna que hacía que la atmósfera se viera diferente.
De pronto, el viento giro de cuadrante y nos sorprendió por babor, y antes de que hubiera terminado de fumar mi cigarrillo el cielo estaba despejado y la luna lucia espléndida, en el horizonte se veía la silueta escondida de la ciudad, nos acercábamos a tierra, lo que suponía que pronto atracaríamos en el puerto y ahí si, al tocar tierra firme iba a estirar las piernas de manera increíble.
A medida que nos acercábamos a la dársena del puerto se agrandaban las edificaciones, y ya se podía percibir el olor a tierra.
Estaba tan entretenido viendo el paisaje nocturno de la ciudad que se acercaba, que no preste atención a una discusión que se produjo en la cubierta entre dos de los pasajeros que venían en el barco, el cambio de palabras se transformo en pelea, hasta que el estruendo que produjo el disparo me volvió a la realidad y al lugar en el que estaba.
El alboroto que se había generado era increíble, los oficiales de alto rango y el resto de la tripulación, salieron inmediatamente a  cubierta, junto con el resto de los pasajeros, que venían viajando en los salones internos y en el salón comedor...
Al darme vuelta, la escena con la que me encontré fue algo totalmente inesperado, un cuerpo yacía inerte a no mas de diez pasos de donde me encontraba, y justo en ese momento se escucharon gritos y alguien que se arrojo al agua, sin dudas era el otro pasajero de la pelea que a estas alturas era ya un asesinato y había saltado por la borda tras cometer su atentado, en ese momento entre atónito y asustado por el impacto que había causado esta situación en mi, y además, no salía de mi asombro por lo que estaba viendo, cuando de pronto se escucho el motor de una embarcación liviana que se alejaba a toda velocidad del barco, el asesino había cometido su crimen y había huido de la escena sin que nadie se diera cuenta, o por lo menos cuando reaccionaron ya se encontraba a varias yardas.
Todo encajaba a la perfección y parecía un crimen por encargo, un simple ajuste de cuentas.
La victima era un famoso y acaudalado empresario de la noche, que volvía de cerrar unos jugosos e importantes negocios en el Uruguay, y el atacante nos enteramos después había abordado en el puerto de Montevideo con nombre y documentación falsa.
Inmediatamente, se saco a todos los curiosos de la cubierta y se resguardo la escena del crimen, el capitán del barco dio aviso a la Prefectura quienes indicaron las medidas pertinentes a tomar y así, poco a poco nos fuimos acercando al puerto de Buenos Aires, cuando estábamos llegando y a punto de amarrar ya se podían observar las luces de los móviles de la Prefectura y la Policía esperando la llegada del barco, fue una larga noche ya que nadie pudo abandonar el barco hasta que nos tomaron todos los datos personales a cada uno y pudimos prestar declaración.
Las preguntas eran simples, si los conocíamos ?, que habíamos visto ?, que habíamos escuchado ? y demás preguntas de ese estilo.
Al bajar del barco, senti alivio de estar en tierra firme, ahi me percate que ya asomaban las primeras luces del alba, los primeros rayos del sol encandilaron mis pasos mientras me alejaba de la terminal del puerto, había sido sin ninguna duda una noche interminable y un viaje apacible, pero con matices increíbles del que nunca me podré olvidar.


Eduardo Garrido
Buenos Aires, Argentina
D.R.A.
   

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En el torbellino que hay dentro de mi donde las sombras juegan a ser yo, guarde mi alma en los bolsillos del viento con un secr...