Una nube que invade mis sentidos
lleva mis pensamientos hacia el sur,
un gorrión que canta en mis oidos
y un rumor de agua que se va...
Un pecado que vuelve a ser original
una luz, que ilumina mi sendero,
un aroma que huele a cafetal...
y algún duende que huye hacia el río...
Tierna escencia de aquella adolescencia
buen pasar económico y social
esa estancia y el recuerdo de aquel dia
junto a ti sobre el verde pastizal...
El miedo que sentimos al oirnos
respirar el uno al otro y nada más,
junto a un grillo que cantaba enloquecido,
bajo el cielo reflejando inmensidad...
Y la lluvia sorprendió a la madrugada,
y el olor de la tierra que mojó,
perfumaban con su aroma la mañana,
y de pronto vimos que brillaba el sol.
Nos miramos y cantamos de repente
aquella estrofa de esa hermosa canción,
que empezaba..., dulce corazón lejano,
acercate que te entregare mi amor...
Nos miramos otra vez y sin palabras,
comprendimos que nacía un gran amor,
un amor que nos tenia muy unidos,
siendo uno y estrechando el corazón.
Y tu nombre no lo he olvidado nunca,
y tu nombre no lo olvidaré jamás,
ese nombre que me trae mil recuerdos,
de ese amor que ya no podre olvidar...
Eduardo Garrido
Buenos Aires, Argentina
D.R.A.
