Buscaste mi piel húmeda y ardiente,
para saciar la lujuria de tus oscuros deseos,
y casi sin proponertelo encontraste en mi,
al hombre de tus sueños que calmo esa sed...
Acaricie tu alma envuelta en desesperación,
la llene de tórridos vientos de huracanes de fuego,
y te quedaste tiritando en medio de la noche,
con gritos de pasión ahogados en silencio...
Buscaste mi amor como el agua en el desierto,
para llenar el vacío de un tonel que esta sin fondo,
y encontraste el capullo de esta semilla viva,
que germinó en tu nido con magistral tibieza...
Te baje la luna que para ti era un capricho,
para que la acunaras y te sintieras viva,
te acurrucaste en mi pecho para pasar la noche,
haciendo nido en mi almohada con el sol de la mañana...
Buscaste el calor húmedo y viril,
de mi cuerpo desnudo y mi alma enardecida,
para llenar tu corazón aun vacío,
con el simple amor que tiene un hombre mortal...
Me bebí contigo el deseo salvaje,
en la ultima copa que nos quedaba llena,
que nos embriagó y liberó nuestros pudores,
entrando a un dulce abismo romántico y terrenal...
Me entregaste una rosa negra y aterciopelada,
de pétalos carnosos y brillos sensuales,
que fue el broche de oro para quedarnos atrapados,
en nuestra mágica noche de lujuria abisal...
Nos despertamos juntos con los rayos del sol,
húmedos de vida y extasiados de amor,
porque nos hemos encontrado en esta noche los dos,
con el amor de nuestras vidas, con nuestro mas puro amor...
Eduardo Garrido
Buenos Aires
🇦🇷 Argentina 🇦🇷
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