En la esquina de los vientos,
vagaba un alma sola y perdida,
penando por no haber resuelto,
su triste paso por una pobre vida...
Al llegar a los atajos,
en el cruce viejo del camino nuevo,
se enfrento a los misterios,
de los cofres del destino incierto...
Casi llegando a la estación,
el tren del cielo ya se ha marchado,
y solo queda en el andén,
el vagón de cola del tren del diablo...
No me mires así,
espejo de mi alma perdida,
la vida me ha tratado tan mal,
y he cometido mil y un pecados...
Si he vivido equivocado,
y no vi venir la realidad,
los errores cometidos en la vida,
los he empezado a pagar...
El baldío nos congrega,
para no caer en el destierro del olvido,
los ángeles gritan en las gradas,
tratando de captar herejes redimidos...
Y si todo lo he soñado,
y si mi cabeza va a estallar,
veo a Anubis y a la Parca,
en la ruleta rusa de un black Jack...
El acertijo nos regala,
una entrada vip y sin escalas,
y el campanario de la iglesia,
con sus lechuzas saluda la gala...
El cementerio nos espera,
con su silencio y su luz fantasmal,
y un epitafio gris que dice,
para que nunca descanses en paz...
Eduardo Garrido
Buenos Aires, Argentina
D.R.A.
