Siento latir la tierra cansada,
debajo de mis pies exhaustos de caminarla,
el polvo del cielo ha llegado hasta las calles,
para perderse por ahí en los rincones de la conciencia...
El viento trae el dulce aroma de los azahares,
que ya hace tiempo no veíamos florecer,
las errantes estrellas lloran brillos como pañuelos de seda,
como bufandas de luces para el cielo azul del atardecer...
Así es la vieja y querida vida,
con todas las emociones humanas a cuestas,
muchas veces en el cielo y otras tantas en la tierra,
algunas en el infierno y otras quizás en la nada...
Muchas veces envuelta en algunos trapos sucios,
y otras a lo mejor solo desnuda,
con muchas noches repletas de todo,
pero la mayoría de esas noches tan vacia que duele...
Siempre todo es tan así sin término medio,
o es tan blanca o es tan negra,
una dicotomía de ser o no ser,
un si o un no pero tan solo para molestar...
Una canción suena de fondo pero ya no la escucho,
el sonido se pierde en la habitación antes de salir de tu boca,
la existencia es una y es ahora o nunca,
porque además el tiempo es tangible y se va...
La vida y la muerte se van y vienen,
en un fin y un principio como un yin y un yang,
en un juego que prevalece hasta el final del tiempo,
te doy algo y me llevo un poco o tal vez todo...
Eduardo Garrido
Buenos Aires
🇦🇷 Argentina 🇦🇷
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