La noche con su terciopelo azul indaga dentro nuestro,
buscando la complicidad de las estrellas,
para enmarcar la pintura de nuestro amor,
como si fueran cuadros de Dalí o Picasso,
pintados para sus bellas y adoradas musas...
Cubismo y surrealismo en su máxima expresión,
con azules empetrolados para esos cielos profundos,
con la profundidad de los abismos cartesianos,
que nos sumergen en las aguas tan azules como el cielo,
donde no sabemos si estamos arriba o abajo...
Rojos rabiosos o estridentes amarillos,
que nos envuelven en flores apasionadas,
o en soles que nos calcinan los ojos al verlos,
verdes fosforescentes y naranjas brillantes,
para los árboles del otoño y las hojas de la primavera...
Pero que mas da no saber ni siquiera quien somos,
si el amor eterno de la noche nos envuelve,
y esa locura que enajena los sentidos,
nos deja exhaustos luego de varias horas,
donde parece que hemos vivido tantas vidas...
Bienvenidas las Galas, las Olgas y las Jacquelines de la vida,
las musas que alimentan nuestra inspiración,
los seres que llenan de magia y de color nuestras vidas opacas,
las nodrizas que alimentan nuestra usina de arte,
dándole al amor la chispa que enciende los pinceles de nuestro destino...
Eduardo Garrido
Buenos Aires
🇦🇷 Argentina 🇦🇷
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