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13 agosto 2024
MADAGASCAR...
Ya no se cuál es el limite entre la realidad y la locura,
no distingo entre el terciopelo negro y las flores de Alaska,
un capitel derruido sólo me dice que ha pasado el tiempo,
y las nubes incestuosas mojan mi ingenua soledad...
Cada atardecer mis dedos juegan con la libertad del agua,
una ardilla corre por los árboles en busca de alguna bellota,
y la brisa mueve las hojas que acarician el aire,
hasta que oscurece y los monstruos de mi cabeza vuelven a aparecer...
El solsticio de verano abrumado por los cálidos torrentes,
y esas caprichosas aguas que sólo saben caer,
desde la paz del silencio perturbado en las noches tormentosas,
hasta las barbas del camino remojadas en la dura realidad...
Los transhumantes solitarios e inventados,
pasean por los pabellones del hospicio de Madagascar,
deambulan sin ropa, sin apuro y sin miedo,
porque ellos saben bien que sólo están dentro de mi cabeza...
Los misterios escondidos dentro de la mente,
donde se pierde el limite que te deja de un lado o del otro del paredón,
camisas blancas con huellas de cordura,
y obligados silencios sólo para no molestar...
La vida se escurre en un abrir y cerrar de ojos,
y en ese parpadeo vuelvo a ver tu sonrisa como una flor,
¿porqué te fuiste a ese viaje eterno si no querías?,
o ¿será que los que te llevaron nunca más te dejaron volver?...
Eduardo Garrido
Buenos Aires
🇦🇷 Argentina 🇦🇷
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