En el umbral de esa mañana lluviosa donde la luz aún casi no despierta,
nos sentamos a tomar un café en un silencio que aturde y nos envuelve,
la mesa se convierte en un altar donde se ofrendan los sueños,
y el café es un elixir mágico que nos hace recordar...
El aroma a café nos envuelve como en un abrazo cálido,
y el sabor es un recuerdo de los momentos que hemos compartido,
la crema se desliza suavemente en la taza como una caricia,
y el azúcar le da un toque de dulzura que nos hace sonreír...
En este momento el tiempo se apiada y se detiene,
y el mundo gastado con todas sus preocupaciones se aleja de nuestro lado,
nos sentamos a tomar ese café y ese mundo se reduce exactamente a la nada,
y el aroma del café agiganta la simplicidad de nuestros momentos...
La conversación fluye suavemente como un río que se desliza bajo nuestros pies,
y las palabras son el puente que nos conecta desde el sentimiento,
el café es el pretexto perfecto para compartir el momento,
y la compañía es un regalo que nos hace sentir vivos...
En este momento que nos sentamos a tomar un café,
y el mundo conflictivo con todas sus diferencias se simplifica,
en un momento de paz, tranquilidad y amor eterno,
en un momento para disfrutar de la compañía y de tus besos con el sabor del café...
Eduardo Garrido
Buenos Aires
🇦🇷 Argentina 🇦🇷
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