En el jardín de las palabras donde las flores de la imaginación se despliegan,
nacen los poemas desnudos como las criaturas de la noche que buscan la luz,
su piel es de seda y su voz un susurro que nos hace estremecer,
y en su desnudez nos revelan la verdad más profunda y pura de la vida...
Con versos que son como la yema de los dedos que acarician la piel del alma,
que nos tocan en lo más hondo para hacernos sentir vivos,
con el lenguaje de la pasión y el de la sangre que late en nuestras venas,
y el que nos llena de emoción al hacernos vibrar porque estamos vivos...
Pero también son poemas que nos desafían y nos hacen pensar,
que nos sacan del letargo y nos hacen sentir un poco incómodos,
porque las palabras en su desnudez nos muestran la crudeza de la vida,
en la realidad que nos rodea y que a menudo preferimos ignorar...
Así estos poemas desnudos nos llegan al alma con los ojos y el corazón abiertos,
permitiendo que su desnudez nos cubra y nos haga entender la vida,
porque en la sobria desnudez encontraremos la belleza más profunda y pura,
la belleza que nos hará sentir humanos para conectarnos con lo divino...
Eduardo Garrido
Buenos Aires
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