En el libro de mi vida me han quedado hojas en blanco,
para que las llenes con este dulce amor,
para que retrates las imágenes de nuestros encuentros,
y las publiques en el best seller de nuestro corazón...
La historia de la vida contada a cada instante,
como si fuera una película que cuenta nuestro amor,
momentos inolvidables de todo nuestro tiempo,
con los secretos complices de nuestro corazón...
El viejo andaluz con barba de varios dias,
regaba las plantas de su balcón cada mañana,
y luego se sentaba en el balcón con un café,
a fumar un cigarro y a escribir en su vieja máquina...
Las teclas de esa máquina eran como música para los oídos,
allí se desgranaban los capítulos de su dulce amor,
pasaba sus mañanas alimentando esas historias,
que eran las mismas que sostenían su ilusión...
El viejo andaluz comenzó a relatar sus sueños,
escribiéndo en el balcón para su amada Almudena,
le enviaba versos con perfume de violetas,
mientras los geranios de sus ventanas coloreaban sus primaveras...
Los años y la vida transcurrieron en el bello pueblo de Mijas,
pero el amor de su amada Almudena nunca jamás llegó,
pasaron las primaveras y los 14 de febrero,
y se fueron marchitando el andaluz y su balcón...
El viejo andaluz murió en una opaca soledad,
sin perfume de violetas ni geranios en las ventanas,
con unos versos en su máquina que nunca pudo terminar,
esos versos que decían: "en el libro de mi vida me han quedado hojas en blanco"...
Eduardo Garrido
Buenos Aires
🇦🇷 Argentina 🇦🇷
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