Caí rendido a los pies de tu hechicero amor,
esperando que me liberes de todos mis pecados,
subyugandome a tu noble corazón,
en esa tarde de aquel ya tan lejano verano...
Me perdí en los encantos de las danzas de tu cuerpo,
esas que me hacías cada día al anochecer,
después de un día agotador en esa playa,
con un refresco y un masaje que me alucinaba de placer..
Caí rendido ante toda tu belleza,
con esa rosa que engalanaba tu cabello,
con la mixtura de tus generosos labios rojos,
y la fragancia ardiente de tu aroma de mujer...
Me perdí en el encanto de tus hábiles manos,
esas que hacían que cada día al anochecer,
mi piel se erizara en medio de esas caricias,
como el paso de una brisa que me hacia enloquecer...
Caí rendido al encanto de tus besos de caramelo,
dulces como el veneno que recorre tus venas,
atrapantes como la telaraña que retiene a su presa,
pero tan placenteros que de ellos no me he querido escapar...
Me perdí en el encanto de tu mirada,
que hipnotizó mis cinco sentidos primitivos,
que me sedujo a los vaivenes de tu amor,
y logro hacer conmigo lo que quiso...
Caí rendido como si fuera un niño,
aunque era un adulto enmarañado en el laberinto del deseo,
ese fatídico verano fue el inicio de este camino,
y aunque el tiempo paso sigo atrapado en tu sensual laberinto...
Me sigo perdiendo es ese encantador laberinto,
con la dosis justa para hacerme enloquecer,
aunque ya no se si realmente me sigo perdiendo,
o es que ya no quiero salir nunca mas de el...
Eduardo Garrido
Buenos Aires
🇦🇷 Argentina 🇦🇷
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