El quejido de las bisagras del baúl de los recuerdos,
me alertó de que hacía mucho tiempo que ese baúl no se abría,
como que me negaba a regresar sobre mis pasos,
por temor a encontrarme con las pesadillas ya vividas...
Pasados enterrados y ocultos de la vida,
intereses bohemios de agotadas familias,
errores cometidos en juventudes finitas,
y dolores que atraviesan el pecho todavía...
Canesús bordados en vestiditos blancos arrumbados,
ropas manchadas con deshonras del pasado,
trágicos finales en duelos por amores magros,
de inocencias ultrajadas y funerales pactados...
Moralinas dulces, de señoras amargas,
sociedades burbujeantes para la hora del té,
gruesas señoras de capelinas gastadas,
con perdones condonados vaya uno a saber porque...
Del baúl de los recuerdos afloran las inquisiciones,
que marcaban los rumbos de esas tardes otoñales,
donde las habladurías de las altas clases sociales,
hacían trizas los honores de las alcurnias dominicales...
El pasado que sobrevuela la decadencia de Balzac,
los recuerdos de un ayer que hoy sería impensable,
las bisagras que se vuelven a quejar otra vez,
y la tapa del baúl que se cerro para siempre...
Eduardo Garrido
Buenos Aires, 🇦🇷 Argentina 🇦🇷
D.R.A.
