Hemos perdido el camino que nos llevaba de regreso a casa,
con el paso de los años la espesa hierba lo tapo,
la vida tiene esos senderos que se pierden en el bosque,
de las penas y las dudas que nos dañan el corazón...
Algunas puertas se cierran y ya no vuelven a abrirse,
los silencios nos clausuran las puertas de la razón,
las noches lucen vacías, la cama huele a tu ausencia,
y los amaneceres duelen porque estan llenos de soledad...
Habitaciones en penumbras con ventanas abandonadas,
chimeneas apagadas sin leños que den calor,
solo recuerdos habitan el interior de la casa,
donde las horas esperan que vuelva a sonar el reloj...
Cortinas que ya no se corren atascadas por el hastío,
y mañanas oscuras que parecen noches cerradas,
golpeteos del viento en los viejos postigos,
de bisagras oxidadas con quejidos de dolor...
La casa del bosque es antigua como el tiempo,
y las sombras nemorosas cubren las viejas piedras,
los fantasmas caminan por las habitaciones y la sala,
arrastrando las cadenas que los atan al lugar...
El árbol nos tapo el bosque donde trinaban los pájaros,
y en medio del silencio de la noche sepulcral,
solo se escucha el llanto de algunas almas en pena,
que aun no se acostumbraron a que nadie volverá...
Eduardo Garrido
Buenos Aires
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