TIERRA, LUZ Y FRÍO...

La tierra envuelve el aura que se  evapora de mi cuerpo muerto,
y el reflejo de la luz de un farol deja ver mi espectro que se aleja,
el frío del cementerio le sienta bien a mi alma cansada,
liberada ya de todo el dolor de su tormento...

La muerte tiene también su belleza encantadora,
cuando la vida coquetea con el límite de la conciencia,
las márgenes del río siempre se ensanchan en el final,
para darle paso a ese mar eterno que nos lleva a ese viaje...

La tierra termina siendo nuestra morada final,
y el farol la luz que ilumina nuestro póstumo camino,
el frío no importará porque ya no lo sentiremos,
porque solamente estaremos perdidos en algún recuerdo...


Eduardo Garrido
Buenos Aires
🇦🇷 Argentina 🇦🇷
© 2023 Derechos
Reservados Autor 

QUISE QUEMAR EL PASADO...

Encendí el fuego en la hoguera de mis pensamientos,
decidido a quemar todos los recuerdos que me hacían mal,
pero no pude tirar en ese fuego ni uno sólo de ellos,
porque todos formaban parte de mi...

Quise quemar el pasado que aún dolía,
ese que aún me hacia sangrar el alma,
pero esa sangre era el motor de mi corazón,
que aún con dolor me mantenía con vida...

Estreche mi coraza para poder protegerme,
mirando al suelo para no llorar pensando en ti,
cuando comprendí tras una tímida sonrisa,
que entre los dos ya no quedaba nada...

Me hice un tiempo para pensar desde mis adentros,
lo que me había llevado guardado por el camino hasta tí,
quise resguardar todo lo bello que viví contigo,
porque no me quiero olvidar que fuiste muy importante para mi...

Recordé los tiempos dónde eras y éramos todo,
los pétalos de mis margaritas del jardín,
la lluvia mojando el cristal de mi ventana,
y las gotas húmedas del rocío del mes de abril...

Quise quemar el pasado que me dolía,
pero comprendí que aún estoy muy aferrado a tu recuerdo,
encendí una hoguera para terminar contigo,
pero me di cuenta que aún no te olvidé...



Eduardo Garrido
Buenos Aires
🇦🇷 Argentina 🇦🇷
© 2023 Derechos
Reservados Autor 

SIN PENA Y SIN SUEÑOS...

Como no volver a mirar el camino con todo lo que he dejado atrás,
si lo que hice junto a ti ha quedado grabado en mi corazón,
si ahí se han quedado las huellas y el andar de mis pasos,
si aún sigo sin saber porque te fuiste sin siquiera mirar atrás...

No podré olvidar esa mirada y el color de tus ojos del tiempo,
que me decían falsamente que no te querías ir,
y ese beso mentiroso que apenas rozo mis labios,
es lo único que me has dejado para que me acuerde de ti...

La gran ciudad se devoró sin pena todos mis sueños,
y he sido presa fácil del engaño de tu maldito amor,
la inexperiencia me cobro caro y por adelantado el pasaje de la vida,
y me dejó abandonado en la macabra timba del dolor...

Como hacer para creer de nuevo en la gente sin recelo,
para olvidar el desencuentro que de mi se aprovechó,
como decirle al olvido que se marche para siempre,
y me devuelva la oportunidad que alguna vez me robó...




Eduardo Garrido
Buenos Aires
🇦🇷 Argentina 🇦🇷
© 2023 Derechos
Reservados Autor 

LA DAMA DEL BOSQUE...

La silenciosa noche es la dueña absoluta de todos mis miedos,
es el momento exacto en el que me encuentro con mi soledad,
si hasta el sonido débil de mi respiración corta ese silencio,
y me hace pensar que alguien del más allá me viene a visitar...

Las vigas de madera del viejo techo del cuarto,
crujen como si intentaran contarme algún secreto,
ha comenzado a llover en ésta oscura noche de Agosto,
y ya se percibe en el ambiente el petricor de la tierra mojada...

Las gotas de lluvia sobre el techo de chapa,
son como una melodia que endulza mis oídos,
me hace sentir como que alguien me acompaña,
y me deja soñar que la que está a mi lado eres tú...

Me duermo tranquilo en medio de ese sopor que me da el sonido de la lluvia,
y sueño con vos y con todo lo que me hacía sentir bien,
me envuelvo en tus caricias aunque sean imaginarias,
y en el aroma de almendras que aún flota en nuestra habitación...

Me abrazo a la almohada creyendo que me abrazo a tu cintura,
y vuelvo a soñar con ese bosque donde te conocí,
me desperté temprano después de un sueño muy profundo,
y corrí hacia el bosque pensando que te encontraría allí...

La dama del bosque que dulcemente me había encantado,
la que se había adueñado para siempre de todo mi amor,
la que una noche me amo y a la mañana siguiente se había marchado,
esa dama que nunca he podido quitar de mi corazón...




Eduardo Garrido
Buenos Aires
🇦🇷 Argentina 🇦🇷
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Reservados Autor

DESPERTAR...

Hoy al despertar me dije al pasar como entre líneas,
que el tiempo quizás me traerá el amor de otra mujer,
y que la vida hostil que hasta ayer me parecía tan oscura,
se volverá a iluminar con la luz que traiga ese nuevo amor...

Generalmente los duelos son personales, silentes y absolutos,
cuando una relación se termina nos quedamos como suspendidos en el tiempo,
aferrados a un dolor que nos abruma en el medio de las noches,
con ese silencio y la soledad que suelen ser nuestra mejor compañía...

Hay que incorporar los duros cambios que suceden en nuestra vida,
hay que sobrellevar las desiluciones de todo lo que no fue,
hay que llorar mucho tiempo para soltar todo lo que nos duela,
para estar receptivos a otros brazos, otras bocas, otro amor...

Un nuevo despertar me dice que éste será un dia muy distinto,
que ya va siendo tiempo de dejar las lágrimas atrás,
cuando tus dulces ojos me miraron y sin palabras,
supe que el viento había virado mi barca hacia la felicidad...

Hoy este despertar me ha dicho que esta quizás sea mi hora,
mirando hacia el futuro que ya está ahí nomás,
la vida siempre tiene un tiempo dulce de revancha,
donde se nos da lo bueno que antes no pudimos disfrutar...

La vida tiene siempre un camino alternativo,
y a la vuelta de alguna esquina encontraremos la felicidad,
cuando pase el tiempo y se nos curen todas las heridas del alma,
veremos brillar la chispa que nos haga soñar con los ojos del amor...



Eduardo Garrido
Buenos Aires
🇦🇷 Argentina 🇦🇷
© 2023 Derechos
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ORACIONES...

Los reflejos que aún bajan desde un sol irónico,
iluminan las piedras de los océanos de la consciencia,
mientras exhalo el aire de mis cianóticos pulmones,
para no asfixiarme en el silencio de la mediocridad...

La lluvia moja mis raidos huesos,
aliviando los tormentos del día que se fue,
la noche aún camina con su paso firme hacia el suicidio,
porque ya no soporta otro día de morbosa religiosidad...

Otro día más para mendigar odio,
como si no tuviéramos la dosis de agonía completa,
a cuánto cotiza hoy en bolsa la desidia cotidiana,
y cuánto se paga por un alma virgen de pecado...

Oraciones de rodillas para ofrendar el dolor real,
salmos mentirosos para lavar culpas de la carne,
autoflagelacion debajo de las sotanas,
de sacerdotes angelicales rodeados de sugerentes púberes...

Mártires de la cruel desolación laica,
con coronas de espinas clavadas en el alma,
en un eterno vía crucis por las huellas de los hombres,
rodeados de gárgolas que a su paso afilan sus colmillos...

El paraíso resulta una falacia terrenal y divina,
cuando la empatía solo logra evadirse de la realidad,
los reflejos del sol irónico sólo me hicieron perder la conciencia,
la lluvia moja mis huesos y el suicidio aún sigue ahí...



Eduardo Garrido
Buenos Aires
🇦🇷 Argentina 🇦🇷
© 2023 Derechos
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EN UNA NOCHE SIN LUNA...

En una noche sin luna me perdí entre tus brazos,
y entre tanta oscuridad me embriago tu perfume,
tus besos y tus manos me guiaron a tu encuentro,
y en esa noche sin brillos nos deslumbró el amor...

En una noche sin luna de soledades compartidas,
en una noche de la vida como ha habido tantas más,
cuando el frío nos dejaba al lado de la carretera,
los abrazos y las caricias encendieron nuestro hogar...

En una noche sin luna, sin estrellas ni cielos,
nuestro cuarto fue testigo de la luz de tanto amor,
nos arropamos el alma y nos llenamos de besos,
y en esa noche sin luna iluminamos el mar...

En una noche sin luna fuimos la bengala del destino,
que rescató nuestros cuerpos del naufragio de algún amor,
para entregarnos sin prisa, sin nombre y sin condiciones,
en esa noche sin luna oscura de soledad...

En una noche sin luna vimos iluminarse el cielo,
después de tocar las nubes de un cielo lleno de amor,
fuimos bajando despacio para dormirnos abrazados,
bajo la luz de esa luna que para nosotros volvió a brillar...



Eduardo Garrido
Buenos Aires
🇦🇷 Argentina 🇦🇷
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QUE HABRÁ SIDO DE TI...

Nunca sabré que habrá sido lo que sucedió en tu nueva vida,
quizás no quiera darme cuenta que hace tantos años que no se nada de ti,
la última vez que nos vimos fuiste tan fría y distante,
que solo recuerdo el momento del fatídico adiós,
ese día con dolor y falsas lágrimas nos dijimos hasta mañana,
pero por supuesto ese mañana nunca llegó...

Eramos tan jóvenes y tan volátiles, casi dementes y tan impredecibles,
si a los diez minutos de decir blanco ya no pensábamos igual,
es más creo que en esos momentos no pensábamos,
dos adolescentes casi caprichosos, casi irreverentes, casi malcriados,
presumiendo de la vida que nos quedaba tan grande,
y sin saber siguiera lo que representaba vivir...

Nos creíamos los dueños del mundo,
pero fuimos un fracaso más de los tantos que tuvimos en nuestras vidas,
y luchamos contra todo y contra todos,
sin saber siquiera como jugar el juego de la vida,
los errores los hemos pagado muy caro,
y hoy ya de viejos con el paso de los años encima,
vemos que esa vida que hemos malgastado,
se ha encargado sin dudas de facturarnos todo el dolor...

Nunca sabré que hubiera sido de nosotros si hubiéramos estado juntos,
nunca sabré si la vida hubiera sido distinta, igual o peor,
nunca sabremos que nos deparará mañana el destino,
porque si lo supieramos sencillamente no tendríamos vida,
solo tendríamos una vacía rutina esperando el anunciado final...



Eduardo Garrido
Buenos Aires
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EL SOLO DE MI GUITARRA...

Suelta el viento su póstumo quejido lastimero,
para llevarse el dolor que dejó flotando la soledad,
mi guitarra deja un solo endiablado en el éter de la noche,
y me lleva allí al lugar en el que ya no estás...

Viejo blues que le dibujas melodías a la vida,
cantando las historias de un dolido corazón,
rutas vacías calcinadas por el paso del tiempo,
y fantasmas inquietos cansados de esperar por esperar...

El paso fronterizo entre la vida y la muerte,
esta lleno de almas que vienen y van de acá para allá,
mirando para atrás al llegar a la frontera,
para ver si alguien los llama antes de cruzar a ese mas allá...

Suelta el viento su póstumo quejido lastimero,
esbozando un vivo homenaje a las letras del adiós,
realzando las notas del solo de esa guitarra,
con el compás marcado por el bajo de un amanecer...

La noche nos deja abandonados ahí afuera,
con frío y soportando el vacío del tiempo que ya no se llena,
la guitarra dio su última nota y la noche también se apagó,
con el arrebol del amanecer llegó la carraspera del frio...

El viejo blues ya no dibujó las melodías de la vida,
el rimel se corrio dejándonos marcadas las lágrimas en el rostro,
el viento ya no soltó sus póstumos quejidos,
y el amanecer como si nada, devoró las fantasías del solo de mi guitarra...




Eduardo Garrido
Buenos Aires
🇦🇷 Argentina 🇦🇷
© 2023 Derechos
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CON EL MISMO AMOR...

Caminando solo desde adentro de mi ser,
voy soltando el aire que escapa de mis entrañas,
y el sudor que va mojando gota tras gota a mi piel,
cuando el dolor se esconde en el fondo del alma...

Tus ojos siguen buscando mi complicidad,
mis oídos aún escuchan todos tus lamentos,
esos quejidos al viento que son casi como sermones,
de luces que se apagan mas allá del horizonte...

Corazones sin tiempo perdidos en los versos que te escribo,
cuando en las hojas en blanco se escribia todo y nada,
como las pasiones francas de los otros silencios,
y las libertades que no dicen todo lo que callan...

Verdades sinuosas que van y vienen por nuestro interior,
entrando y saliendo de nosotros mismos por las cornisas del alma,
dejándonos ver de a poco el fondo de la trama de un adiós,
para acostumbrarnos a la soledad que sigue en el después...

El después que en algún momento se transformó en hoy,
y a pesar de la costumbre terminó siendo una sorpresa,
darnos cuenta que aún seguimos aqui,
y después de todo nos seguimos mirando con el mismo amor...



Eduardo Garrido
Buenos Aires
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Reservados Autor