FRUTO PROHIBIDO...

Con un cálido sonido gutural casi como un susurro,
tu ávida lengua va diciendo sobre mi morena piel,
que tengo el sabor y el aroma del fruto prohibido,
porque sabes que me entrego pero sabes también que te pediré...

Sabes que eres dócil pero también te sabes distinta,
y en tus labios fugaces arde el fuego de la pasión,
el sabor que despierta este cóctel de endorfinas,
y otra vez la madrugada me da el honor de ser tu anfitrión...

Otro cristal nos refleja como un espejo indiscreto,
y es otro vuelo de erotismo que nos deja al borde de colapsar,
cuando el vértigo desnudo de las huellas de tu cuerpo,
hace que nada exista fuera de este lugar...

Tu lengua magistral artista pinta con largas pinceladas,
sobre el lienzo manso de mi piel oscura,
los soles que mi cielo acribillan deliberadamente,
para que la intrusión de esta noche dure mucho tiempo más...

Otra vez la madrugada nos tiene atrapados,
de repente la luz de la luna nos arropa el corazón,
te das cuenta que el silencio y la ternura nos cobijan,
entonces callas liberando un intenso gemido que te llena de amor...



Eduardo Garrido
Buenos Aires
🇦🇷 Argentina 🇦🇷
© 2023 Derechos
Reservados Autor 

TRAICIÓN...

Me quedo inerte y vacío debajo de la lluvia,
con la tibieza de mi cuerpo que hoy se siente usado,
lavando el olor de esos viejos recuerdos que huelen a traición,
mientras la culpa suavemente se desliza por mi espalda...

El tiempo perdido anida en las sombras de mi alma,
y esconde tras su trampa la dulce espera de mis labios,
que en el silencio de la noche balbucean algunas palabras,
para no pronunciar tu nombre gritándolo a los cuatro vientos...

Vuelvo de la traición como tantas otras veces,
la lluvia derrumba ante mis ojos otra sombra del pasado,
mis labios secos y agrietados por la sed de amor,
se mojan con las lágrimas saladas de este tiempo...

Y vuelvo a morir gimiendo de dolor hasta la médula,
sabiendo de antemano que volveré a caer en el engaño,
porque el amor me puede pero a la vez me hace débil,
y como siempre caeré rendido ante los encantos de una mujer...



Eduardo Garrido
Buenos Aires
🇦🇷 Argentina 🇦🇷
© 2023 Derechos
Reservados Autor 

VOLAR...

Me quedo con el sentimiento intimo y la sensacion de que se puede,
que se pueden cortar todas las cadenas que nos atan a lo que fuera y soltar todo,
quizas hasta la vida si fuera necesario,
porque no vale la pena vivirla maniatado a lo que sea,
o a esa nada misma que termina haciendo todo igual...

Me quedo con la sensación de la libertad rondando en mi cabeza,
vagabundeando por alguno de esos mundos incomprensibles,
dando vueltas por la estación de lo imposible,
tratando de encontrar algún otro loco que hable el mismo idioma,
o tratando de pensar que aún se puede ser mejor...

Cuando sentis que todo no lo es todo porque tampoco es la nada,
cuando te envuelven las palabras y dejan de tener sentido,
cuando ves que ya ni siquiera estás en una jaula,
y te echas a volar porque a lo mejor lo que necesitas es eso, volar,
para dejar atrás esa pegajosa mugre acumulada en tu piel...

Esa que alguna vez fue la grasa de las capitales,
y hoy es el sebo de las tramperas de los ratones,
esos que comparten tus días y usuran lo poco que te queda,
los que te dan la suave palmada en la espalda,
para que no sientas el puñal que luego te clavarán sin piedad...



Eduardo Garrido
Buenos Aires
🇦🇷 Argentina 🇦🇷
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ENTRE TUS BRAZOS...

Me derreti de amor cocinado al calor de tu fuego lento,
abrazándome a tu cuerpo como si fueras mi gran piedra filosofal,
la rica alquimia que decantaron tus besos despertaron mis sentidos,
y caí rendido en tu dulce laberinto del que no quiero escapar...

La suavidad de tu piel envolvió mi cuerpo como si fuera una seda,
y entre estas sábanas blancas ardientes de lujuria nos echamos a volar,
con las alas que el amor desplegó majestuoso en todo nuestro vuelo,
nos elevamos hasta el cielo en el éxtasis frenético de un amor sobrenatural...

Me estremecí entre tus brazos cuando tus labios turgentes rozaron mi cuello,
me desmayé de placer cuando probé tus generosas gotas de miel,
cuando tus lágrimas saladas le dieron el sabor a este nuevo encuentro,
y cuando el placer subyugaba toda nuestra intimidad pasional...

Los pétalos aterciopelados de esa rosa húmeda y urgente de deseo,
las marcas en mi espalda como testigos de uñas que dibujan placer,
noches de fuego y laberintos de pasiones tatuadas en el pecho,
pecados de la carne y lujurias prohibidas de un hombre y una mujer...

Amaneceres exhaustos entre ropas que han quedado esparcidas por el suelo,
sábanas sudadas, tibias y llenas de calor corporal,
y un sol que nos descubre desnudos y abrazados en el final de la noche,
con un beso apasionado y la dulce fragancia de tu aroma de mujer...



Eduardo Garrido
Buenos Aires
🇦🇷 Argentina 🇦🇷
© 2023 Derechos
Reservados Autor

DONDE LA VIDA NOS LLEVE...

Vi brillar tu corazón como el agua clara de un deshielo,
con el sonido de tu voz tiernamente en mis oidos,
las melodias del amor de una vida sin prejuicios,
y sin los temores de vivir al extremo para experimentarlo todo...

Lejos ya quedó el zaguán de esas tardes acaloradas,
con esa adolescencia hormonal que nos dejaba sin aliento,
la tos de tu mamá que llegaba desde las cocina,
cuando mis labios enfilaban derecho para besar tu boca...

Hoy nos pasó la vida y ya estamos de vuelta,
hoy tenemos muchos años pero sentimos el mismo amor,
hoy las anécdotas nos desbordan en las sobremesas familiares,
pero hoy por sobre todas las cosas somos compañeros del vivir...

Venimos pariendo nostalgias desde el día que nacimos,
y nos vamos llenándo de olvidos para tapar las ausencias,
vivimos casi como en un eterno trabajo de parto,
jadeando rítmicamente los fuertes dolores tan sólo para seguir...

Hoy nos pasó la vida y miramos atrás con nostalgia,
hoy contamos un día menos en lugar de un día más,
hoy nos tomamos de la mano y seguimos caminando,
donde la vida nos lleve y hasta donde nos deje llegar...



Eduardo Garrido
Buenos Aires
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DERRUMBE...

Me escapé de la noche sin tiempo de revancha,
con mis párpados caídos, cansados y sin poder dormir,
se obnubilo mi trayecto en esa línea recta hacia tu encuentro,
que me alejó de la perspectiva de acercarme hasta tu amor...

Me escapé de tu noche para que no corrieramos ese riesgo,
no quise lastimarte y preferí estar en soledad,
hace tiempo que para mi ya no pasa más el tiempo,
y me alejé de esa noche para domar al potro salvaje de este dolor...

Me escapé de mi para calmar la ira y el enojo conmigo mismo,
buscando en mi interior alguna fisura en el álter ego que me domina,
removiendo los escombros esparcidos de mi propio derrumbe,
pero sólo encontré allí los restos de un hombre enamorado...

Me escapé en silencio al desván de mi corazón,
para escuchar el susurro atronador de mis latidos,
que me repetían una y otra vez que me estaba equivocando,
que sólo estaba actuando por un impulso desmedido...

Me escapé del pensamiento que torturaba mi consciencia,
creyendo que de esa forma me podría acercar a ti,
pero el lucero del amanecer me ha dejado muy en claro,
que luego del derrumbe te necesito conmigo para poderme reconstruir...



Eduardo Garrido
Buenos Aires
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LAS FLORES DEL JACARANDÁ...

Las flores del jacarandá bordean el camino de las casas,
y son como una vieja amistad de esas que se añoran desde la infancia,
me trazan el camino al corazón del pueblo que me vio nacer,
a la barranca que nos llevaba al río y a la plaza donde te besé...

La huella azul que nos llevaba hacia el viejo mercado de las pulgas,
y la luna escondida entre los árboles coqueteándole al amor,
con las estrellas celosas ocultando los misterios,
de este amor que como un juego entre esas flores se perdió...

Las flores del jacarandá que he guardado entre las hojas de un libro,
dejaron marcadas las huellas y el impacto de ese amor,
que como el camino azul y mágico de los jacarandáes,
dejaron estampadas las señales de tu amor en mi corazón...

Las flores del jacarandá bordean mi corazón y el camino hacia tu casa,
las rosas de tu alma soltaron las espinas para no lastimarme,
tus labios se sellaron con los míos para cerrar el pacto,
y este amor permaneció en el tiempo como las flores del jacarandá...




Eduardo Garrido
Buenos Aires
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TIERRA, LUZ Y FRÍO...

La tierra envuelve el aura que se  evapora de mi cuerpo muerto,
y el reflejo de la luz de un farol deja ver mi espectro que se aleja,
el frío del cementerio le sienta bien a mi alma cansada,
liberada ya de todo el dolor de su tormento...

La muerte tiene también su belleza encantadora,
cuando la vida coquetea con el límite de la conciencia,
las márgenes del río siempre se ensanchan en el final,
para darle paso a ese mar eterno que nos lleva a ese viaje...

La tierra termina siendo nuestra morada final,
y el farol la luz que ilumina nuestro póstumo camino,
el frío no importará porque ya no lo sentiremos,
porque solamente estaremos perdidos en algún recuerdo...


Eduardo Garrido
Buenos Aires
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QUISE QUEMAR EL PASADO...

Encendí el fuego en la hoguera de mis pensamientos,
decidido a quemar todos los recuerdos que me hacían mal,
pero no pude tirar en ese fuego ni uno sólo de ellos,
porque todos formaban parte de mi...

Quise quemar el pasado que aún dolía,
ese que aún me hacia sangrar el alma,
pero esa sangre era el motor de mi corazón,
que aún con dolor me mantenía con vida...

Estreche mi coraza para poder protegerme,
mirando al suelo para no llorar pensando en ti,
cuando comprendí tras una tímida sonrisa,
que entre los dos ya no quedaba nada...

Me hice un tiempo para pensar desde mis adentros,
lo que me había llevado guardado por el camino hasta tí,
quise resguardar todo lo bello que viví contigo,
porque no me quiero olvidar que fuiste muy importante para mi...

Recordé los tiempos dónde eras y éramos todo,
los pétalos de mis margaritas del jardín,
la lluvia mojando el cristal de mi ventana,
y las gotas húmedas del rocío del mes de abril...

Quise quemar el pasado que me dolía,
pero comprendí que aún estoy muy aferrado a tu recuerdo,
encendí una hoguera para terminar contigo,
pero me di cuenta que aún no te olvidé...



Eduardo Garrido
Buenos Aires
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SIN PENA Y SIN SUEÑOS...

Como no volver a mirar el camino con todo lo que he dejado atrás,
si lo que hice junto a ti ha quedado grabado en mi corazón,
si ahí se han quedado las huellas y el andar de mis pasos,
si aún sigo sin saber porque te fuiste sin siquiera mirar atrás...

No podré olvidar esa mirada y el color de tus ojos del tiempo,
que me decían falsamente que no te querías ir,
y ese beso mentiroso que apenas rozo mis labios,
es lo único que me has dejado para que me acuerde de ti...

La gran ciudad se devoró sin pena todos mis sueños,
y he sido presa fácil del engaño de tu maldito amor,
la inexperiencia me cobro caro y por adelantado el pasaje de la vida,
y me dejó abandonado en la macabra timba del dolor...

Como hacer para creer de nuevo en la gente sin recelo,
para olvidar el desencuentro que de mi se aprovechó,
como decirle al olvido que se marche para siempre,
y me devuelva la oportunidad que alguna vez me robó...




Eduardo Garrido
Buenos Aires
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