PERCANTA...

La casa por las noches a oscuras sollozaba,
como la eterna queja de un bandoneón herido,
mientras el alma de un fuelle se hacía añicos,
recordando las estrofas de ese tango con olor a traición...

Un tedioso suspiro acongojado soltó mi melancolía,
acompañando los vaivenes ciegos de tu misteriosa partida,
anegando mis ojos con ríos de lágrimas grises,
que este eterno suplicio no me dejaba acallar...

Le grite a la memoria obsesiva de mis pensamientos,
que abstractos e incoloros luchaban por no morir,
vi pasar un cometa opaco con su frack de cola gastado,
y un mundo que no conocía comenzó a despertar ante mi...

Me abdujo la sensación que genera el adiós,
como si mi cuerpo se partiera en mil pedazos,
casi como un vacío tántrico donde flotaba el corazón,
aferrado al alma para no dejar de latir su cruel desilusión...

El tango duele en las entrañas del alma,
sangra el dolor partido de sentir que ya no somos nada,
y sufre el desconsuelo que produce el abandono de la noche,
para parir todos los días a la percanta que se marcho...



Eduardo Garrido
Buenos Aires
🇦🇷 Argentina 🇦🇷
© 2023 Derechos
Reservados Autor

SACUDIRSE Y CONTINUAR...

La vida me sorprendió a mitad de camino,
entre lo que había vivido y lo que me quedaba por vivir,
las estrellas me dan tranquilidad para pensar por las noches,
y el diario de hoy me muestra los errores que cometí ayer...

La vida siempre nos cobra caro los pasos en falso,
como un papel ajado por el tiempo amarillo de la soledad,
donde la sonrisa se quiebra como si fuera un espejo,
que no nos refleja porque esa no es la imágen que queremos ver...

Obviamente siempre aún con dolor hay que sonreírle a la vida,
aún con el alma en la mano y el corazón partido,
aunque el espejo de esa vida no nos devuelva la misma sonrisa,
esa que seguramente le hemos regalado llorando por dentro...

Es muy difícil que salgan esas lágrimas si el dolor nos corroe el alma,
la vida es un juego hermoso para jugar hasta el final,
y aunque se nos caiga el mundo a pedazos,
hay que levantarse, sacudirse y continuar...

Las piedras siempre están en el camino,
y debemos aprender a esquivarlas una y otra vez,
el camino nunca ha sido, no es, ni será fácil,
pero serán nuestras actitudes las que nos ayuden a afrontarlo y caminar...



Eduardo Garrido
Buenos Aires
🇦🇷 Argentina 🇦🇷
© 2023 Derechos
Reservados Autor 

EL VACÍO DE LAS PALABRAS...

El vacío de las palabras se pierde en el sentido de los valores sostenidos,
y soñando dormidos reparamos el tiempo que nos quita el sinsentido,
cuando soñamos despiertos quizás nos queda un sueño por cumplir,
y todo el sinsentido del vacío de las palabras deja de existir...

¿ Será acaso que la vida todos los días nos pone a prueba ?,
¿ serán las palabras las que  terminan llenando todos nuestros vacíos ?
¿ serán los silencios quizás los eternos culpables ?,
¿ o será el destino el que cruzo los caminos para poder encontrarte ?...

El vacío se llena de flores que le dan a la vida todos los sentidos,
y las palabras profundas nos dejan huellas marcadas en la arena,
cuando la parca marea sube juega con las palabras y las abandona,
las frases del alma llenan el vacío que nos deja el sinsentido...

La luna también pone su ficha y hace su juego,
con su luz eterna enciende los crisoles de los amores nuevos,
el vacío de las palabras se llena de vida y late en cada mirada,
apagando el silencio de esos corazones que se entregan al alba...

Esas palabras van y vienen en un eterno vaivén dentro de mi cabeza,
en un carrusel que da vueltas en un parque lleno de palabras,
llenando vacíos y formando frases que se llenan de sentido,
ocupando los vacíos que deja el dolor de haberte perdido...


Eduardo Garrido
Buenos Aires
🇦🇷 Argentina 🇦🇷
© 2023 Derechos
Reservados Autor

EL PERCHERO...

Esa vieja silla de la habitación sigue ahi como mirándome,
con el paso de los años se convirtió en el perchero obligado del tiempo,
con el paso del tiempo fue el perchero obligado del amor,
y con el paso del amor el perchero obligado del hastío...

El alféizar de la ventana fue el romántico hogar,
de dos alondras que se fugaron juntas por amor,
así el cuento de hadas me contó la historia hasta el final,
cuando el beso enamorado rompió el hechizo de la soledad...

En el cielo estrellado de la ventana de la cocina,
se mezclaban con el vapor gris del agua de la cafetera,
el aroma del café y el perfume de los bizcochos recién horneados,
en una alianza imperterrita con el reloj para leer otro capítulo más...

Me atrapan esas hojas tan llenas de historias,
como la vieja silla de la habitación atrapa mi voluntad,
y ya no puedo con esa fuerza que se apodera de mi,
entonces divago hasta sumergirme en mi propia historia de cuentos...

Me bebo el café con un bizcocho de naranjas,
le digo al príncipe que ya tiene que dar el eterno beso,
mientras lustro la lámpara del genio que aún no brilló,
pierdo mis expectativas y el genio se vuelve a esconder...

La luz juega con las sombras del claroscuro de mi imágen,
la vida es un tablero de ajedrez sin reina,
la magia está en otro tomo del libro de cuentos,
y yo ya soy parte del mismo perchero del tiempo, el amor y el hastío...




Eduardo Garrido
Buenos Aires
🇦🇷 Argentina 🇦🇷
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Reservados Autor 

EL VIENTO Y LA TEMPESTAD...

Unas lágrimas rodaron por tu marmórea mejilla,
y han dejado en su trayecto un bello surco de sal,
los márgenes del tiempo se acomodaron en la piel,
y los tonos violaceos del ocaso le dieron impronta a la realidad...

Hemos sido egoístas mientras jugamos con el fuego del amor,
y nunca tuvimos en cuenta que nos podíamos quemar,
con la juventud inflamable ante cualquier chispa volátil,
nos incendiaban las miradas sólo con vernos pasar...

Es que donde hubo fuego han quedado las cenizas,
y por donde pasó ese viento el fuego se reavivo,
fuimos presa de un destino que nos arrincono a un costado,
de la desembocadura del río allí donde comienza el mar...

Navegamos por el deseo y nos sumergimos en sus aguas,
capitalizando en el tiempo el disfrute de nuestro amor,
fuimos guardianes del Olimpo surfeando libres por el cielo,
y elegimos sentirnos libres más allá de la verdad...

Los dioses nos protegieron bendiciendo nuestras almas,
y sonaron las campanas en la morada del amor,
fuimos historias de vida, fuimos leyendas de la urbe,
fuimos la tierra y la lluvia, el viento y la tempestad...



Eduardo Garrido
Buenos Aires
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LICÁNTROPO...

Me escapo por ahí perdido entre la niebla,
huyendo de ese lobo feroz que habita en mi,
no quiero lastimarte ni lastimarme nunca más,
pero la luna llena puede más que yo y me transforma...

No sé si es Oslo, Frankfurt o Madrid,
no se si estoy yendo o volviendo de mi mismo,
el cielo sobre mi llora y ya no puede esperar más,
y mi canción languidece en el murmullo del viento...

Agonizo en el fondo de mi corazón  humano,
y me tortura saber que puedo herir tu intimidad,
luchando sólo desde mi silencio interior,
donde siempre me pregunto porque me pasa esto a mi...

Quiero ser un hombre como todos los demás,
aunque deba esconderme en las noches de plenilunio,
no pedí ser un lobo sediento de deseo,
y hasta traté de no enamorarme nunca más...

Pero mi naturaleza me deja expuesto a la vida,
te cruzaste en mi camino y no me pude resistir,
me enamore perdidamente del color de tus ojos,
y tus caricias fueron la perdición de mi existir...

Ya no sé y no me importa si es en Oslo, Frankfurt o Madrid,
porque un amor así se vive en cualquier parte,
quiero llevarte a mi guarida en esas noches,
en que la luna llena también viene por mi...

Acompáñame a amanecer convertido otra vez en hombre,
tendido en tu lecho para amarte una vez más,
quiero ser el lobo amante de tus eróticos sueños,
para entregarnos a esa luna llena cuando nos venga a buscar...



Eduardo Garrido
Buenos Aires
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Reservados Autor 

PALABRAS MOJADAS...

Los recuerdos que tantas veces nos han herido,
y las palabras manipuladas sólo para lastimar,
nos dejan llenos de astillas clavadas en el alma,
y queremos cerrar los ojos para no largarnos a llorar...

Palabras mojadas por el llanto del desconsuelo,
por viles estocadas que aún sangran en el corazón,
grandes desilusiones después de toda una vida,
con el dolor que deja el vacío de la decepción...

Los árboles desnudos sin hojas y sin vida,
los inviernos llenos de frío y vacios del calor del sol,
las noches de soledad extrema sin sentirte a mi lado,
y largos vacíos de silencio flotando en nuestra habitación...

Los cimientos del alma se acaban desmoronando,
las campanas ya no suenan sin tus noches de amor,
frente a un mar que aparece para poner distancia,
frente a reproches que quedan como carteles de neón...

Los recuerdos heridos por esas palabras manipuladas,
como versos olvidados entre las hojas de un libro viejo,
palabras inentendibles o palabras que no se dijeron,
fueron los puñales certeros que nos desgarraron el corazón...



Eduardo Garrido
Buenos Aires
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TEOREMA DEL CALLEJÓN...

Me deje llevar por mi propia necedad,
imaginé quizás que el tiempo sería mi abrigo,
mientras el viento juntó las hojas de mi viejo calendario,
la vida pasó a mi lado sin darme una explicación...

Fui avaro conmigo y mi propio destino,
la película pasaba frente a mi pero no estaba en un cine,
la deuda afectiva que tenía era casi impagable,
e hipotequé mi alma con el mejor postor...

En mi balance obligado la inocencia estaba en bancarrota,
con el paso de los años he tenido mucho más debe que haber,
cotizaron en bolsa todos mis pasos equivocados,
y cuando me atrapó la noche ya no supe volver...

Soñé que estaba guarecido en tu corazón,
que tus latidos le daban paz a mis sentidos,
y de fondo se escuchaba el tono dulce de tu voz:
dormí tranquilo amor que siempre estaré aquí !...

El teorema de Pitágoras no me estaba funcionando,
el cuadrado de los lados no era igual a la hipotenusa,
el amor solo parecía un sueño inalcanzable,
y la vida un episodio más de alguna telenovela...

El ruido de la calle me obligó a abrir los ojos,
era la realidad la que golpeaba en mi callejón a oscuras,
el tiempo había pasado pero ya no me abrigaba,
y el viento me había dejado todos los abriles apilados en un rincón...


Eduardo Garrido
Buenos Aires
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CAMBIAR DE CASA...

Alguna vez escribí para una casa que era grande, bella y confortable,
en la que había vivido once años de mi vida,
once años de mi lejana y tranquila niñez,
y una fuerte sensación de angustia por tener que dejarla...

Después vino el acomodamiento y con la adolescencia tuve otra casa bella y confortable,
cincuenta años de mi vida pasaron por esa casa,
con tanta agua que ha pasado bajo el puente en todo ese tiempo,
y una vida entera que he vivido entre sus paredes...

Sus paredes fueron mi guarida y la torre de mis castillos,
quienes escucharon tantas veces mi llanto por algún amor quebrado,
quienes ocultaron mi dolor en duros momentos de mi vida,
porque fueron mi fortaleza y mi lugar en el mundo...

Hoy con la vida hecha y con sesenta años en mi haber,
elijo tomar otra vez un nuevo rumbo cambiandome de casa,
igual que esa canción que decía tengo que cambiar de casa,
cambio número y esquina en tanto que ninguno es como yo...



Eduardo Garrido
Buenos Aires
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RETENER EL TIEMPO...

Todo en la vida suele ser tan frágil y pasajero,
como esos eternos viajeros que nunca llegan al edén,
nada me pertenece porque todo lo material es prestado,
excepto los recuerdos que quedarán para siempre dentro de mi...

Las imágenes grabadas en el fondo de mi retina,
donde lo material sólo me sirve para sobrevivir,
con tanto silencio mi respiracion me aturde por las noches,
y el viento de la mañana se lleva las hojas de paseo por ahí...

Lo que nunca podré olvidar es el calor de tu cuerpo,
y la pasión que me regalaste esa noche aún sin esperar nada,
sólo era un ente que estaba errante en un camino perdido,
y esa chispa encendió el fuego dentro de mi corazón...

La soledad nunca fue una buena amiga para nadie,
aunque en algunos momentos hasta la llegue a querer,
la vida en si es tan simple como una flor que se abre,
si el eterno sol con su luz me conduce hacia ti...

¿Como retener el tiempo perdido cuando es tarde?,
si el agua se me va entre los dedos y tampoco la puedo retener,
si las nubes tienen tantas formas caprichosas en mi cielo,
y los laberintos de tu oasis siempre estarán allí...

¿Como sostener el valor de los sentimientos?,
con los sentidos en alerta para no perder el amor,
es como transitar la fragilidad de mi destino,
sobre una alfombra de rosas sin espinas que preparé para ti...



Eduardo Garrido
Buenos Aires
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Reservados Autor