CRUDO PAREDÓN...

Doy vueltas por el patio vacío,
mirando el paredón que es tan alto,
el frío de la tarde de este invierno,
es mas crudo que el del invierno anterior...

Es raro caminar por este lado de la pared,
sabiendo que la vida pasa por el otro lado,
lo blanco, lo gris, lo oscuro y lo invisible,
aparecen cada tanto para molestar...

Los años de encierro morigeraron
las crisis existenciales,
el tiempo desconectado de la realidad deja sus secuelas,
el mundo cambia y no nos damos cuenta,
la vida pasa pero tampoco nos hacemos cargo de ello...

La falta de amor, de contención emocional,
la carencia de afectos, la exclusión,
el desapego, el olvido cotidiano,
situaciones violentas que desequilibran una psiquis...

Días enteros, sin nada que hacer,
con la mente vacía y en blanco,
por la acumulación de ansiolíticos y antidepresivos,
cóctel habitual de los pasajeros del tren de las dolencias mentales...

Seres olvidados, sumergidos en la profundidad de un océano,
entes marchitos en los jardines helados de la memoria,
personalidades escondidas detrás de infinitas puertas,
cerradas con pasadores para que no puedan escapar... 

Sensaciones que abruman y elecciones que duelen,
temores que paralizan la respiración,
pero al final por costumbre eligen  quedarse, 
en el confort del encierro por el pánico al sol...

En que lugar habrá consuelo para tantos tormentos,
en que lugar se encontrara el final a ese dolor,
en que lugar los campos de algodón volverán a ser blancos,
en que lugar si el final siempre es de donde se partió...

En que lugar se volverá invisible la locura,
en que lugar de nuestra mente anidara la razón,
en que lugar se alinearán la sensatez y la cordura,
para cruzar el laberinto de esa dura realidad...

En los momentos de lucidez pienso,
o por lo menos lo intento desde donde puedo,
como sera la vida fuera de esa cárcel de guardapolvos blancos,
como sera vivir y sentir de nuevo la cordura y la libertad...



Eduardo Garrido
Buenos Aires, Argentina
D.R.A.