PARA VOLVER A NACER...

El tren comenzó a moverse,
y las imágenes comenzaron a danzar dentro de mis pupilas,
la estación iba quedando atrás
y junto a ella quedaban también los fantasmas del pasado...

Mi cabeza se mecía en un vaivén, monótono y cansino,
al ritmo del traqueteo del tren,
ese tren que me alejaría del ojo de la tormenta para siempre ...

Como en un instante fugaz que dura eternamente,
una tensión bordeando con el llanto
y una lágrima que escapa de mis ojos secos,
que ya no pueden soltar ni un suspiro, ni un adiós...

La vida nos transporta en un universo extraño,
nos deja incompletos en una debacle interna,
en una lucha desigual por restablecer el orden místico,
y quedamos acurrucados en el fondo de un desván...
acovachados con el miedo que nos produce el desencanto,

El tren se aleja cada vez mas,
y la estación es imperceptible ahora,
solo queda un esqueleto hueco,
sin formas, sin contornos,
vacío de reflejos,
vacío de venganza...

Es el momento...
el instante en que el pasado da lugar al inicio del presente,
algo que nos marcará, un antes y un después,
y romperá los estigmas consagrados,
liberando el maleficio del dolor, acumulado por el paso de los años...

En ese instante,
surca mi cabeza como un rayo de luz
esa fatal pregunta a la que le tenemos miedo,
que jamas tiene respuesta aparente,
pero que todos conocemos bien...

Como es que hemos llegado a esto,
porque esas noches ardientes se transformaron en gélidos glaciares,
donde el silencio nos aturde ya sin gritos,
porque ahora no hay palabras ni misterios...

Caminante de un camino desangrado,
hedor rancio de las entrañas de la tierra,
infieles relaciones tormentosas,
carentes de sentimientos,
otroras suspicacias de la nada...

Pasiones subyugadas del anarquismo etereo,
metamorfosis recientes de cambios inesperados,
ilusiones pasajeras que transitan este viaje,
que acompañan hoy mi espectro y mi aura malograda...

Éxtasis salvaje, proyección empática de esta agonía,
atalaya de mis pensamientos ciegos,
transición forzada a otra vida incierta...

Con un nuevo cuerpo, una nueva historia,
otro nacimiento traumático en algún lugar,
y los mismos caminos que volveré a recorrer...
para repetir la historia de la vida misma,
nacer y morir, para volver a nacer...



Eduardo Garrido.
Buenos Aires, Argentina
D.R.A.