Tu corazón,
es como un faro encendido,
que guía mi barco,
en la cerrada tormenta...
La luz,
que evita que naufrague,
entre las ásperas,
rocas de la tristeza...
Tu aura,
ilumina mi sendero,
y acompaña mi alma,
herida por amor...
Esperando al borde,
del filoso acantilado,
el regreso de ese barco,
que alguna vez te llevo...
Estos devastadores años,
que llevo aquí esperándote,
han convertido lo que queda de mi,
en un hombre con la virtud del sabio...
Paciente con el ser,
en la espera del momento,
y la recompensa adecuada para ello,
es la redención a lo sagrado...
Las alas del destino,
me siguen transportando,
me llevan a submundos,
que mi interior ha creado...
Amarillos estridentes,
de soles que se han apagado,
se fusionan con los rojos,
de la pasión olvidada...
La suavidad y el encanto,
mitigan los dolores post amor,
y ahuyentan los temores,
que me quedaron del pasado...
Y mientras tanto,
la vida me sigue preparando,
para lo que siempre,
esta por venir...
Eduardo Garrido
Buenos Aires, Argentina
D.R.A.
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