Me levante al amanecer,
después de una dura noche de desvelo,
sintiendo el vacío en mi pecho desde mi corazón,
cuando despuntaba el sol decidí jugarme por el resto,
porque sentí que debía ir detrás de mis sueños...
Cuatro trapos en una maleta,
todo preparado y el auto en la puerta,
la ruta me llevara hacia los sueños incumplidos,
sin rumbos establecidos y sin saber el destino,
siento que la vida me regala otra oportunidad...
La mañana esta fría, gris y destemplada,
y el aroma tostado del café recién hecho,
me detiene en la puerta por unos instantes,
al fin tomo el coraje necesario para esconder mis miedos,
y sin mirarte dejo atrás la habitación...
Mis pasos largos y firmes me soltaron,
me liberaron de la atadura de años estancados,
de frágiles alegrías unidas con hilos de ilusiones rotas,
de sueños reflejados en espejos empañados,
y de colores que dejaron de brillar...
Eduardo Garrido
Buenos Aires, Argentina
D.R.A.
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