DAGAS AFILADAS...

Dagas afiladas cayendo desde el cielo,
se clavan en mi pecho sin ninguna compasión,
dagas envenenadas que lastiman y dibujan,
en mi pecho desnudo un sangrante corazón...

Con la piel lascerada por el dolor de vivir,
y las espinas del cardo saliendo de mis llagas,
como la irónica respuesta detrás de una pared,
a la miseria humana que desfila con una sonrisa...

El corazón que me robaste hace tanto tiempo,
se marchito esperando que le dieras algo de amor,
quedo solo y desamparado en el frío de la noche,
y necesita de nuevo recibir algo de calor...

Este viejo corazón aturdido y ya sin prisa,
que esta dominado aun por el dolor del desamor,
quiere dejar de latir pero resiste los embates,
porque todavía tiene ganas de vivir...

Una vieja bruja de mi pueblo decía siempre,
que todo lo que no te mata te fortalece,
y que las heridas del corazón te enseñaran,
a no volver a equivocar nuevamente tu camino...

Un beso tuyo puede reparar mi corazón,
una caricia tuya puede iluminar mi alma,
un abrazo tuyo puede cerrar las heridas de mi pecho,
y una noche de tu amor hacerme renacer de las cenizas...  



Eduardo Garrido
Buenos Aires
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