DOGLAND...

Una tarde de sol de un día cualquiera,
la vieja estación de Dogland quedo vacía,
el último tren se acababa de ir hacia un rato,
y en el se había ido parte de mi vida...

Ese otoño fue el último que pasamos juntos,
las hojas de los árboles tapizaban las vías del tren,
el viento arremolinaba las hojas con mis pensamientos,
y mis ojos se cerraban para no llorar el desconsuelo...

Me habia quedado en la estación hasta que llego la noche,
porque quería conservar hasta tu último aliento,
me resistía a olvidar esa última sonrisa,
con la que me habías dicho adiós algún día volveré...

En esos momentos los recuerdos habían pasado dentro de mi,
como una película casi en camara lenta,
y las improntas de esos hermosos momentos,
quedaron tatuados dentro de mi corazón...

Los años pasaron y la vida nos llevo por caminos distintos,
pero nunca olvide los años que pase contigo,
y aunque el tiempo ha pasado y ha sido implacable,
nunca he olvidado lo que ha sido nuestro amor...

Hoy el tren ya no pasa por la vieja estación de Dogland,
pero algunas tardes de sol paseo por sus andenes,
y los recuerdos de esos años de tierna juventud,
endulzan el sabor amargo del amor que no fue...

Hoy el tren ya no pasa por la vieja estación de Dogland,
lo que vivimos juntos quedara dentro mio para siempre,
y esas hojas, esos aromas y ese viento,
me seguirán trayendo la fragancia y la ternura de los recuerdos...



Eduardo Garrido
Buenos Aires
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