Los recuerdos del pasado vuelven a aparecer,
en la azotea gris de la memoria y a la distancia,
hoy la noche adolece del carisma noctámbulo,
y el silencio adormece todas las sensaciones del corazón...
La lluvia ya no puede mojar más mi cuerpo yermo,
y el viento hace crujir los viejos maderos atascados del molino,
se han gastado las aspas que movían el desvelo,
y hace tanto tiempo ya que no saboreamos el amor...
Los rostros sudorosos de la molienda del verano,
los sacos de harina que salían para la forestal,
la época de los vientos que era la llave para la vida,
en una dulce y tierna historia de campesinos, tierra y pan...
La forestal se fue y con ella también el viejo pueblo,
solo quedo la tierra corroída por la ambición del hombre,
el progreso quedó detenido con su miseria en el tiempo,
y ese tiempo se nos fue de entre las manos casi sin darnos cuenta...
Los recuerdos del pasado vuelven en busca de respuestas,
esas que el corazón ya no puede responder,
porque se ha quedado atascado en las latas del tiempo,
como las aspas de los molinos que el viento ya no puede mover...
Los corazones laten menos con el paso de los años,
la vida pesa y el paso de ese tiempo deja huella,
la azotea gris de los desvelos abre sus puertas,
y las lágrimas nos vuelven a nublar los ojos...
La edad, los recuerdos, el tiempo y la vida,
los años, la historia, los sueños y el amor,
los silencios que buscan los gritos de la memoria,
y la memoria que se inquieta con los recuerdos del corazón...
Eduardo Garrido
Buenos Aires
🇦🇷 Argentina 🇦🇷
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