LA LICENCIADA...

La perspectiva de esa ventana sello mi suerte aquel día,
cuando deje de ver el fondo de una imágen tridimensional,
con un paisaje que ya no se si era lúdico o abstracto,
y una mujer de espaldas que miraba hacia afuera a través del ventanal...

La luz que irradiabas me encandiló y ya no vi más lo que estaba afuera,
quede impactado con esa imágen tan bella de generosas formas,
no podía creer que todo eso que estaba frente a mi fuera cierto,
porque esa figura en primer plano me quitó la razón y se adueñó de mis ojos...

Me quede eclipsado con ese cuerpo recostado en la ventana,
con esas piernas perfectas y unas medias tan sugerentes,
la sensualidad que le daba a tu rostro ese largo cabello lacio,
y esos enormes ojos sorprendidos cuando te giraste hacia mi...

Una mirada penetrante con la que me escaneaste de arriba a abajo,
un hola balbuceado por decir algo nada más,
unos ojos inquisidores que querían saberlo todo,
como en un encuentro freudiano que significaba mucho más...

Esa ventana era un escape a la opresión de mi psiquis,
y mi cuerpo encendido más que una expresión de deseo,
dos detonantes explosivos para un encuentro fortuito,
que me llevaría varias sesiones para poderlo superar...

¿La licenciada Ximena?, te pregunte casi perturbado,
y esa respuesta te juro que nunca jamás me la esperé,
¡me dijiste soy yo!, estoy esperando a un paciente,
sólo que nunca imaginaste que ese paciente era yo...



Eduardo Garrido
Buenos Aires
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