02 julio 2024

AUSENTE SIN AVISO...



La calle está vacía, hace frío y está lloviendo,
la posada también está vacía y hace más frío que afuera,
el silencio se escucha desde el hueco del corazón,
y para la poca gente que nos mira no existimos...

El cielo suelta toda su culpa sobre nosotros en forma de lluvia,
un aguacero feroz que nos cala hasta los huesos,
y el tiempo gatilla sobre la razón como si fuera una ruleta rusa,
mientras el reloj marca que son las diez de la noche...

Como sobrevivir hasta el amanecer sin otra noche,
para qué intentar cruzar el río sin saber nadar,
es como pedirle otro susurro mas a los rumores del viento,
¿y para qué?, si ya no me hablarás al oído como ayer...

El tercer ojo del alma custodia la posada de las nubes,
los postigos se cierran cuando llega el amanecer,
la vieja estufa tose todo el hollín que guarda en su chimenea,
y las gárgolas vuelven a sus lechos de piedra una y otra vez...

La urdimbre del viejo telar está enredada como una telaraña,
atrapando las moscas que estaban en el mantel,
los cristales de murano sin brillo lucen como viejos fetiches,
y las meretrices de la posada se reúnen para tomar el té...

El hedor de la habitación usada se mezcla con el aroma de la lavanda,
y el preticor de la tierra mojada se matiza con los jazmines,
una partitura sobre el piano espera que llegue la ocasión,
aunque otra vez esta noche el amor estuvo ausente y sin aviso...



Eduardo Garrido
Buenos Aires
🇦🇷 Argentina 🇦🇷
© 2024 Derechos
Reservados Autor 

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