En el umbral del olvido donde las sombras se deshacen,
nuestros cuerpos se entrelazan en un acople perfecto,
la noche es un texto que se escribe en el aire,
y nuestros susurros la traducción de un idioma olvidado...
El tiempo se fragmenta en miles de instantes suspendidos,
y en cada uno se crea un universo que destruye un ciclo eterno, nuestros cuerpos son mapas de un territorio aún desconocido,
y en cada beso descubrimos un nuevo continente...
La realidad se desvanece como un salvaje espejismo,
y sólo queda la certeza de lo que aún desconocemos,
en este espacio sin coordenadas y con un futuro incierto,
nuestros cuerpos se convierten en las estrellas de un cielo pleno...
En el intervalo entre la noche y el olvido,
nuestros cuerpos se despliegan como un viejo mapa desgarrado,
la oscuridad se vuelve líquida y nos inunda el pecho,
y en la profundidad de esa grieta somos dos desconocidos...
El tiempo se fragmenta en miles de instantes suspendidos,
y en cada uno nuestro universo se crea y se destruye,
nuestros susurros ya comprenden el lenguaje que aprendimos,
que solo se entiende con el amor que se da en el silencio...
En este espacio sin coordenadas ni preconceptos,
nos perdemos y nos encontramos reflejados en un espejo,
la realidad se desvanece como una bocanada de humo etéreo,
y tan sólo nos quedamos con la certeza del amor...
Eduardo Garrido
Buenos Aires
🇦🇷 Argentina 🇦🇷
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