02 octubre 2024

UYUNI...



Señora de la vida te suplico que me enseñes el camino,
que me lleves contigo a través de la noche con tu lámpara de sal,
con tus flores de incienso y tus hojas verdes para tus gualichos,
y esas luces magenta reflejadas en el cielo sobre el oscuro pedregal...

En una noche imantada por los rezos furtivos a orillas de un lago,
y en la espalda tatuado un fetiche dorado de la isla de Pascua,
talismanes de fuego que se dibujan en el cielo de viejas soledades,
y un caprichoso destino que nos trajo esta noche fuera de la ciudad...

Un amor escondido y reflejado en el cielo frente a la belleza,
y con ese fuego del cielo mezclado con la pureza blanca de un iglú de sal,
esta ahí majestuoso e imponente como nuestras ganas,
el salar de Uyuni donde se pierden los ojos en su inmensidad...

Ya no puedo distinguir si es un mar donde la vista vuela,
o tal vez un desierto que hace tiempo cambió la arena por sal,
a lo mejor será un cielo sin límites donde se multiplican las estrellas,
o un exquisito espejo de agua que después de la lluvia ha vuelto a brillar...

Señora de la vida enséñame el camino para que no me vaya,
y perfuma con tu esencia la inexperiencia de este pobre mortal,
transmite tu noble sapiencia para que todos aprendamos a quererte,
porque después de Uyuni en nuestra vida ya nada volverá a ser igual...


Eduardo Garrido
Buenos Aires
🇦🇷 Argentina 🇦🇷
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Reservados Autor


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