CONOCÍ UNA GITANA...

Conocí una gitana hermosa en una noche de luna blanca,
donde las sombras bailaban abrazadas con la brisa,
sus ojos moros eran dos luceros que brillaban en la oscuridad,
y su sonrisa un hechizo que me robó el alma...

Su cabello era una sedosa cascada de la noche,
que caía sobre sus hombros como un manto sagrado,
su piel era suave como la fina seda de oriente,
y tan delicada como la tenue luz del alba...

Me tomó la mano y me llevó a su preferido lugar secreto,
donde las flores silvestres llenaban de perfume el aire,
me habló en un idioma que solo ella conocía,
pero la entendí sin necesidad de comprender las palabras...

Me enseñó a bailar flamenco bajo la luna llena,
a sentir el ritmo de la noche como si fuera un tablado,
me mostró los secretos de la magia y los hechizos del tiempo,
y me inició sin darme cuenta en los misterios profundos del amor...

Conocí una gitana hermosa en una noche de luna blanca,
y en mi vida cambió para siempre la forma de sentir,
me robó el corazón y lo llevó con ella para no perderme,
y yo la seguí sin más y sin siquiera mirar atrás...

Ahora camino por las noches detrás del rastro de su perfume,
la busco en todas las esquinas y la encuentro en cada uno de mis sueños,
soy el esclavo de su amor y el capricho de sus sentimientos,
hipnotizado por ese hechizo que derramó sobre mí...

Conocí una gitana hermosa en una noche de luna blanca,
y susurro en mis oídos palabras para robarme el alma,
ahora soy un hombre sin rumbo bajo los hechizos de sus mancias,
pero desbordado de pasión y el corazón lleno de magia...




Eduardo Garrido
Buenos Aires
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