La mística bohemia,
de mi querida Buenos Aires,
que nos tiene acostumbrados,
al olor de la humedad...
A ir saltando por los baches,
entre el hollín de sus calles,
y el diariero que grita,
la pasión del arrabal...
Un dos por cuatro sostenido,
marcando el ritmo de un tango,
y las comadres en la vereda,
viendo quien viene y quien va...
En el bar que esta en la esquina,
con el humo del tabaco,
el café ya se ha enfriado,
esperando que pare de llover...
Con el ronco quejido,
de un bandoneón que nos llora,
la carraspera de un cigarro,
y la pena de la soledad...
Enfrentandome a las sombras,
de un escenario vacío,
donde esa alma bohemia,
aun se apodera de mi...
Templando así entre esas sombras,
la garganta con arena,
para poder cantarle al mundo,
el dolor de ya no ser...
Eduardo Garrido
Buenos Aires
🇦🇷 Argentina 🇦🇷
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